Pintura
romántica
Sucedieron
muy cerca al neoclaisicismo, el movimiento romántico introdujo el gusto por lo
medieval y lo misterioso, así como el amor por lo pintoresco y lo sublime de la
naturaleza. Se dio rienda suelta a la imaginación individual y a la expresión
de la emoción y del estado de ánimo, desbancando al enfoque intelectual
razonado de los neoclasicistas. En general, los pintores románticos preferían
las técnicas coloristas y pictoricistas al estilo neoclásico, lineal y frío.
Aunque el
romanticismo fue el movimiento dominante durante buena parte del siglo XIX,
existían otras tendencias artísticas del todo diferentes, y muchos pintores no
abrazaron ninguna escuela claramente definida.
Autor: Eugène Delacroix "La libertad quiando al pueblo" (1798-1863) |
Pintura neoclásica
En la segunda mitad del siglo XVIII la pintura experimentó una revolución, cuando el casto neoclasicismo vino a sustituir al exuberante estilo rococó. Este resurgimiento clásico en las artes se debió a diferentes acontecimientos. A mediados del siglo XVIII, se iniciaron muchas excavaciones arqueológicas en Italia y en Grecia y se publicaron libros con dibujos de antiguas construcciones que los arquitectos ingleses y franceses copiaron con avidez.
El arte rococó, que floreció en Francia y en Alemania a principios del siglo XVIII, era en muchos aspectos una continuación del barroco, sobre todo en lo concerniente al uso de la luz y de la sombra y al movimiento compositivo.
Sin embargo, el rococó es un estilo más ligero y festivo, muy adecuado para la decoración de las residencias parisinas. También eran muy populares las escenas mitológicas y pastorales, en las que aparecían mujeres desenfadadas y distinguidas.
Aquí os dejamos un vídeo:
Pintura barroca
El arte barroco del siglo XVII se caracteriza por su aspecto dinámico, en contraste con el estilo clásico, relativamente estático, del renacimiento. Esta tendencia se distingue por las líneas compositivas diagonales, que proporcionan el sentido del movimiento, y por el empleo de un marcado claroscuro. Con ambas técnicas se consiguió un estilo dramático, grandioso, apropiado al espíritu fundamental de la contrarreforma. Muchos pintores de principios del siglo XVII empezaron también a desviarse de la artificialidad del manierismo en un intento por volver a un reflejo más exacto del mundo natural.
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